Con esta tercera entrega se cierra el ciclo de cine de verano que empezó en julio con El Retorno de Mewtwo y siguió en agosto con El Poder de Uno.
Mientras tanto, en Paldea los entrenadores que así lo deseen pueden reclutar a Ting-Lu variocolor y hacerse con un buen puñado de teracristales de propina.
Y, siguiendo en Paldea, el último enfrentamiento contra las Leyendas Funestas está ya en marcha, no os olvidéis de arrimar el hombro para derrotar a Chi-Yu variocolor antes de que los quehaceres diarios os obnubilen la mente y os adormezcan los sentidos. No podemos desfallecer ahora. Yo ya he arrimado el hombro (como para no hacerlo, siendo un entrenador de pokémon de agua, Chi-Yu no tiene nada que hacer contra ninguno de mis compañeros), y voy a estar apoyando en la próxima semana todo lo que pueda. Estamos muy cerca de conseguir superar este mastodóntico reto.

En otro orden de cosas, algo fascinante está sucediendo por Kalos. Malamar se está convirtiendo rápidamente en el pokémon favorito de la región. Muchos han profesado fervientemente su aprecio y casi devoción por el pokémon revolución. Sin duda, hace honor a su nombre... y a su fama. Pese a ser un pokémon nativo de la región, no sabía yo que tuviera un club de fans tan efusivo, tan... intenso. Aún me quedan unas semanas para mi viaje de vuelta a Kalos, pero ya siento mucha curiosidad por saber si esto tiene alguna relación con los cambios que está sufriendo la región y los descubrimientos que se están llevando a cabo relativos a la energía de la megaevolución. No sería la primera vez que un pokémon psíquico con altos poderes de hipnosis afecta a la población, humana o pokémon.
¿Algún valiente que se anime a asomar la nariz, a ver qué se cuece realmente?
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